Describe un conjunto de síntomas: incapacidad para mantener la atención, tendencia a la distracción y estado constante de movilidad. Las personas que lo presentan muestran un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad frecuente, persistente y grave en al resto de niños de su misma edad.
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de autocontrol de la conducta. Es una de las alteraciones psicológicas más frecuentes (3-5%) entre la población infantil. Se caracteriza por un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad e impulsividad en al menos dos contextos (hogar, casa/trabajo…).
Según el predominio de síntomas hay tres subtipos: déficit de atención, hiperactividad/ impulsividad y combinado.
Como consecuencia de los síntomas del TDAH, los niños que lo padecen presentan con mayor incidencia otras dificultades en su desarrollo cognitivo y social. Así pues, con frecuencia muestran dificultades en el habla, el lenguaje, la comunicación y/o la lectoescritura.
Primero hay que hacer un diagnóstico y una valoración ya que, en muchos casos, resulta terapéutico por sí mismo. Ello es así por el alivio que ofrece el entender que muchas de las dificultades con que se ha encontrado la persona a lo largo de su vida se corresponden con TDAH y con posibilidades de tratamiento.
El tratamiento psicológico se focaliza en la psicoeducación, la terapia cognitivo-conductual y Técnicas de estudio.
Algunas de estas estrategias consisten en técnicas de aprendizaje de planificación, organización y priorización, gestión del tiempo, establecimiento de rutinas y hábitos, entrenamiento en la solución de problemas, estrategias para la mejora de la atención y la memoria o estrategias para la mejora del autocontrol del comportamiento.